Cada vez que Juan Fernando Quintero juega, el fútbol está garantizado. Su 2024 fue un verdadero torbellino emocional, marcado por un problema familiar. En agosto del año pasado, un llamado de Fernando Gago fue suficiente para que Quintero dejara Barranquilla y se mudara a la ciudad de Avellaneda. Su llegada causó gran expectación, dada su trayectoria como jugador de la Selección Colombia en dos Mundiales y su legado en River. Además, el zurdo llegó para cubrir la salida de Edwin Cardona, su compatriota, que no tuvo una buena etapa en Racing. A pesar de las dudas, la operación se cerró rápidamente en 48 horas, con un costo de 3,5 millones de dólares y un contrato hasta diciembre de 2025. Hasta sus dos goles en la semifinal de la Copa Sudamericana, Juanfer no había logrado cumplir con las altas expectativas que genera su talento.
Sus dos viajes a Colombia para atender problemas de salud de su pareja interrumpieron lo que parecía un inicio prometedor en la Copa de la Liga. Luego vino la Copa América, donde solo jugó 48 minutos, 30 de ellos en tiempo extra en la final ante Argentina, mostrando un gran nivel. Después de eso, su regreso al Cilindro parecía poco probable. Se dijo que había dejado los botines, que se despidió de sus compañeros en el grupo de WhatsApp, y que Martín Demichelis lo había llamado para que volviera a River. Pero, qué ocurrió para que en solo dos meses Quintero pasara de estar a punto de irse a recibir una ovación como la del jueves en Sudamericana y este domingo? El tiempo.
El partido no comenzó bien para Racing. Aunque la posesión era suya, Independiente Rivadavia aprovechó la primera oportunidad. Almendra perdió la marca en el lateral, Villa le robó la pelota y avanzó rápido para asistir a Ramis, quien anotó a los siete minutos y puso a la visita arriba. Sin embargo, Racing siguió dominando el juego. El empate llegó rápido: a los 16′, Quintero combinó con Martirena en un córner corto, quien centró perfecto para el cabezazo de Maravilla Martínez. El 1-1 reactivó el partido. En ese primer tiempo, Racing tuvo más del 70% de posesión, con Quintero como principal conductor. Aunque mostró buen juego colectivo, le faltó precisión en los últimos metros.
El colombiano estuvo bien conectado con Almendra, pero Centurión evitó un gol con una gran atajada. La Academia dominó la pelota, pero no concretó ocasiones claras. En la segunda mitad, Racing se mostró más cansado, y la salida de Maravilla Martínez junto al ingreso de Urzi dejó al equipo sin profundidad ofensiva. Los espacios fueron escasos, y algunos jugadores comenzaron a cuidar energías pensando en el partido contra Cruzeiro. Parecía que Racing se alejaba del título, hasta que apareció Quintero, quien, con un tiro libre desde un ángulo imposible, dio la victoria a la Academia.
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