«Esto es fútbol y si tengo que dar un paso al costado no hay problema. Sabemos como es esto. Por primera vez en mi carrera como técnico estoy ante una situación límite. Esa es la realidad». Paolo Montero le puso palabras a una posición crítica desde lo futbolístico. La goleada en casa dejó al Gigante ardiente, con los hinchas reclamando y exigiendo una victoria el miércoles frente a Boca por Copa Argentina. Cantando por los pibes, silbando a algunos experimentados y elevando el fastidio a otro encuentro sin sumar de a tres, pero en este caso también perdiendo mal. Y si bien no hay momentos adecuados, este es el peor porque en horas nada más se viene una definición frente al xeneize.
Central llegó a la segunda presentación en el Gigante con una seguidilla de empates, pero sumando partidos del torneo anterior acumulaba ocho sin cantar victoria. Era imperioso cortar la racha pensando en lo que viene y en esa necesidad auriazul de conseguir algún logro. Pero pagó caro sus errores y recibió un golpe tremendo que dejó al borde del nocaut a Montero. El uruguayo tiene en claro que el fútbol es resultado y todo se corta por lo más simple como siempre sucede. Con el conductor dando un paso al costado. Por eso fue claro en su expresión ante la consulta de lo que puede deparar el futuro si en Mendoza su equipo no logra dejar en el camino al último campeón y líder de la Superliga. «Estoy ante una situación límite», disparó con sinceridad leyendo el panorama desalentador que quedó tras la goleada.
El Gigante de Arroyito se expresó y entregó un mensaje claro ante la paliza que le propinó Banfield. Los errores de muchos futbolistas fueron fustigados desde las tribunas con silbidos, como los que recibieron José Leguizamón y Federico Carrizo, o los aplausos irónicos para el Ruso Rodríguez cuando agarró una pelota, fueron un mensaje claro que brindaron los canallas. Los que esperan ansiosos desde hace años conseguir un logro deportivo de una vez por todas. El golpe no fue uno más sino que dejó heridas que sólo serán curadas dando el batacazo en el Malvinas Argentinas.
La única manera de que no haya cambios en lo inmediato es eliminando al entonado Boca plagado de figuras. Una victoria revertiría en parte lo sucedido ayer en su casa y modificará el ánimo auriazul. Los insultos y/o silbidos recibidos mutarían por aplausos y plena felicidad interna y externa. El fútbol es eso y da lugar a la lisonja.
Central llegará herido al encuentro determinante frente al xeneize y Montero con las valijas preparadas. Aunque nada se puede dar por anticipado y lo de ayer también empujaría al orgullo interno para sorprender. Hoy no es atinado entregar una sentencia final más allá de que el mismo DT estableció un juego determinante, pero es cierto que su continuidad quedó en una situación límite.
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