Por Darío Fiori
«El domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar», así despiden los hinchas de Colón a sus jugadores. Con la frente alta, el cuerpo erguido, el pecho lleno, la voz firme y el paso seguro. Con el alma rota por un rato y el corazón partido fue como Colón salió a batallar en el segundo tiempo. Ofreció una muestra excepcional de hombría y carácter en un encuentro emocionante en el que, cuando todo parecía ir en su contra, logró recuperarse y vencer a un rival de lujo como Argentinos Juniors, que es uno de los pocos equipos que intenta jugar bien al fútbol. No sólo ganó, sino que demostró una gran determinación y personalidad para enfrentar la adversidad y dar vuelta un mercado, sellando el 3 a 1 que pone de manifiesto el coraje del equipo en la cancha. El partido comenzó con un escenario complicado para Sangre y Luto, ya que Argentinos mostró su fortaleza desde el comienzo. El conjunto de La Paternal ejerció una alta presión y control en la mitad de la cancha, lo que dificultó la salida de Colón y puso en aprietos a la línea de 4. La constante presión y la velocidad de juego de Argentinos Juniors hicieron que el local Sabalero se viera superado durante gran parte del primer tiempo.
En un día en el que hoy el dólar blue subió dos pesos, la victoria se cotizó a ese tipo de cambio por varias razones: Por la jerarquía del rival, el siempre respetable Argentinos Juniors; por cómo empezó la historia: 0 a 1 en casa, en esa ingrata posición de descenso y con minutos futbolísticamente perdidos donde Argentinos los dejó vivos; 3) por la forma de jugar la pelota para darlo vuelta, con toques, asistencias y transiciones rápidas: Con Botta, Favio y «Wanchope» como abanderados; 4) Por la reivindicación de su arquero, Ignacio Chicco, decisivo esta vez para frenar la tormenta 5) Porque Gorosito admitió que si perdían esta noche y si no les iba bien en el Clásico, se plantearía dar un paso al costado. Además, habló de atacar a Unión.
Se vieron dos realidades diferentes en el primer tiempo y en el segundo. Si Colón jugase como lo hizo en el segundo tiempo, fácilmente podría permanecer en Primera División e incluso aspirar a un lugar entre los cuatro primeros de la Zona A. Pero el fin de semana no había sido absolutamente positivo. Había sido un sábado difícil en el que Gimnasia, Huracán y Central Córdoba ganaron en la lucha por evitar el descenso. Y el único perdedor había sido Vélez, que fue goleado por Huracán. Por eso, Colón estaba en una situación en la que estaba obligado a ganar en un lunes crucial, sin margen de error.
Ni bien Colón movió la pelota en el círculo central, intentó imponer condiciones por el sector derecho con Galván y la presión alta de Wanchope Ábila, buscando forzar un error no forzado en la salida de Martín Arias con los pies, que complicó a toda la defensa de Argentinos Juniors. Como solía decir el escritor y filósofo Néstor Roulet, «el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra». Y es que Colón parecía tener problemas para defender en las pelotas paradas, sin aprender de experiencias anteriores, como los partidos ante Huracán, Central, y las dos ocasiones ante Instituto. La primera pregunta podría ser ¿por qué Colón recibió cuatro goles consecutivos de pelota parada en sus últimos tres partidos? Una respuesta inicial apunta a Ignacio Chicco, quien fue de menos a más y mostró dificultades a la hora de cortar centros y tomar decisiones para buscar la pelota, lo que generó dudas y consecuencias negativas. Pero también hay que considerar la actuación del resto de los jugadores, que en el partido ante Instituto y en partes del primer tiempo ante Argentinos Juniors perdieron sistemáticamente en las pelotas paradas, sin siquiera incomodar a los jugadores rivales. Pese a contar con jugadores altos, especialmente en sus marcadores centrales (Germán Conti y Facundo Garcés), Colón no pudo imponerse en el juego aéreo, lo que puso de manifiesto la necesidad de trabajar en este aspecto para neutralizar las fortalezas de los rivales.
El déficit que afectó a Colón fue el retroceso. Argentinos Juniors tuvo libertad para controlar el juego en el mediocampo y atacar las espaldas de los volantes y marcadores centrales. Ya desde los primeros diez minutos, Ávalos se presentó como una interesante amenaza que Colón no debía subestimar, ya que pudo marcar en su tercera oportunidad. El atacante paraguayo recibió el balón en la parte izquierda del área y disparó, enviando el balón por encima de los tres palos. Esta tercera ocasión resultó ser la última. La pérdida del balón por parte de Batallini, seguida de la intercepción de Redondo y la triangulación por el sector derecho entre Gondou, Cabrera y Ávalos, culminó con un pase atrás y un potente zurdazo al ángulo superior derecho de Chicco, que nada pudo hacer para evitar el gol. Así, el Bicho se ponía por delante en el marcador con la destacada actuación del cuarteto formado por Gondou, Ávalos, Heredia y Redondo.
Colón parecía incapaz de salir del asedio propuesto por Argentinos. Y es que la presión alta ejercida por el equipo de Pablo Guede dificultó la salida de balón de la defensa sabalera y provocó errores no forzados. Utilizando un sistema táctico 5-3-2, la idea del uruguayo, ex entrenador de San Lorenzo, fue trabajar en la organización defensiva, con jugadores que mantuvieran una estructura compacta y fueran disciplinados tácticamente para cerrar espacios y dificultar los avances del rival. Además priorizó la tenencia de la pelota y la construcción del juego desde la defensa, lo que requirió paciencia y circulación de pelota para abrir huecos en la defensa.
Todo el tiempo, Argentinos estuvo más cerca del segundo gol que Colón del empate. ¿Por qué? Bueno, los laterales de Guede jugaron un papel fundamental en la generación de juego ofensivo, adelantándose por las bandas para dar opciones de pase y crear oportunidades de ataque. Heredia realizó un buen cabezazo que Chicco logró controlar. El televidente que quiso sentarse en el sillón a tomar unos mates y observar buen fútbol, el partido era bárbaro. Después de los primeros quince minutos, el juego fue de ida y vuelta. Colón tenía dificultades para progresar en ataque con la pelota en los pies. Luchaba contra la presión anta de Argentinos. Lo positivo era que no se rendía y seguía luchando aún con sus limitaciones. Así, Wanchope jugó de espaldas al arco, involucrándose en la generación de juego con la habilidad de Favio Álvarez y el juego desequilibrante de Batallini. Aunque el volante derecho, que luego pasó a la izquierda, comenzó un poco errático, perdiendo algunas pelotas que derivaron en el 0-1, mostró su fuerza y determinación para aportar. Respecto al bloque ofensivo, aunque con carencias, Wanchope se mostró inteligente a la hora de arrastrar marcas y crear ocasiones. Eso sí, en la mayoría de las jugadas, las acciones no culminaron en nada, ya que le faltó criterio en los metros finales. Casi al final del primer tiempo, el sabalero tuvo que esperar hasta el minuto 37 de la primera etapa para su primera oportunidad clara de gol. Arias logró tapar un disparo de Garcés que remató a bocajarro tras un pase de Wanchope. Tras el rebote, Galván no pudo convertir y envió el balón lejos del arco.
Colón pareció complicarse sobre el terreno de juego, especialmente en la zona central del terreno. Le costaba encadenar dos pases seguidos y ofrecía ocasiones esporádicas a Botta, que hacía diagonales y robaba algunos balones en el círculo central, pero le faltaba precisión en los metros finales en la finalización de las jugadas. El conjunto de Pipo es un equipo que deja pensar a los rivales, y los rivales no dejan pensar a Colón. Se demoraban un segundo de más. Estaba impreciso en los metros finales y tampoco presionaba alto. Por eso empezó a perder tan rápido, casi desde el vestuario. Sobre el final del primer tiempo, logró equilibrar un poco el trámite, pero sin exhibir un juego fluido, sino a través de la guapeza y el robo de la pelota. A los 38′ Cardozo Lucena avisó con un remate que controló Martín Arias.
Batallini mostró voluntad por el sector izquierdo, pese a su responsabilidad en el 0-1, ya que perdió la pelota. Incansablemente intentó desequilibrar por la banda derecha y ofrecerse como opción de apoyo cuando Cabrera, Lezcano y Gondou se filtraron por ese canal. Pero Colón se mostró muy dividido en ataque cuando no tenía la posesión del balón. El momento decisivo pudo haber sido al final del primer tiempo, cuando Argentinos tuvo la oportunidad de irse a los vestuarios con una ventaja de dos goles. Cuando Luciano Gondou recibió el balón en el centro del área y disparó hacia la portería, el balón pasó cerca del poste derecho y se marchó desviado. Colón tuvo momentos de buen fútbol, aunque durante gran parte del primer tiempo se vio superado. Logró avanzar levemente en campo rival y Favio Álvarez se desprendió, pero encontró a Martín Arias, quien volvió a erigirse en un muro infranqueable para los sabaleros, impidiendo el empate. Tras un rebote, Álvarez cabeceó en el área chica, pero Arias logró detener el peligro con una mano.
Más allá de que Argentinos es un equipo mecanizado y todos sabemos cómo juega, por momentos se complicó. Parecía que en cualquier momento podían cometer un error grave, pero hasta ese momento habían logrado salir ilesos de esas situaciones. Donde hubo diferencia fue en el mediocampo, donde Argentinos Juniors marcó la pauta. Pobló el sector central con cinco jugadores de gran calidad técnica. Y Colón no pudo descifrar el toque rápido y el pivoteo de Gondou para la llegada de los otros mediocampistas. El delantero ex Sarmiento, que ya había demostrado su valía en Junín y con sólo 22 años, ya había marcado 6 goles en 9 partidos con Argentinos Juniors. Sobresalió junto a Ávalos y dejó la sensación de que tenía mucho margen de crecimiento como jugador. El nivel de Argentinos Juniors lo colocaba en la lucha por la Europa League debido a su marcada superioridad en esa primera etapa.
En esa primera etapa, Gorosito no estaba contento con el tándem del doble 5. Lucena y Álvarez se quedaban siempre retrasados y no lograban ser precisos en la recepción. Por otra parte, a Colón le costaba encontrar una salida clara, y cuando intentaban avanzar por izquierda o derecha, muchas veces perdía la pelota. El más lúcido fue Wanchope, inteligente en su juego de espaldas al arco y atrayendo la marca de los defensores. No obstante, siempre estaba a punto de caer en fuera de juego. Quedó demostrado en estos seis partidos que Colón depende mucho del control del balón. Cuando no logran hacerse con la pelota, su rendimiento se ve afectado negativamente. Sin el balón, están en desventaja y su rendimiento se resiente. Esto concuerda con las declaraciones de Gorosito después del partido contra Central, donde enfatizó la necesidad de no involucrarse en duelos físicos y arriesgados, sino concentrarse en el aspecto técnico del juego.
Durante buena parte del primer tiempo, el partido se jugó como quiso Argentinos. Pese a los esfuerzos de Batallini por la banda izquierda, Colón seguía teniendo dificultades, sobre todo en defensa y a la hora de generar ocasiones. Falta de organización y dificultad para encontrar una salida efectiva hacían perder el control de la pelota en momentos cruciales. Conforme avanzaba la primera parte, Argentinos Juniors seguía creando peligro y mostraba intenciones de ampliar su ventaja en el marcador.
En lo personal, no recuerdo un segundo tiempo en el que Colón haya sido tan arrollador. Tenemos que remontarnos al debut de Marcelo Saralegui en La Plata, el día que Colón le ganó 4-2 a Estudiantes de La Plata, para encontrar una actuación similar. La segunda mitad no pudo comenzar de mejor manera para el equipo del Barrio Centenario. En sólo diez minutos, tal como sucedió en el partido ante Central Córdoba, dio vuelta el marcador.
En primera instancia, con un pase entre líneas de Álvarez, Wanchope se encontró mano a mano, sacó un remate cruzado hacia la base derecha de Arías y marcó el 1-1. Después llegó la asistencia y el certero cabezazo de Batallini por encima del arquero del Bicho, cumpliendo la «ley del ex» y poniendo el 2-1 en el marcador. Era un Colón distinto en la cancha, que metía a Argentinos en su propio campo, achicando los espacios.
El error de Colón era no confiarse. Aunque Argentinos no estaba jugando bien en la segunda parte, tiene jugadores de gran calidad técnica como Ávalos y Gondou. Hubo una gran atajada de Chicco a un remate a quemarropa de Ávalos, y luego una volea para evitar el 2-2.
A mediados de la segunda parte, Pipo hizo cambios en el banco de suplentes. Batallini, que se vació por completo, fue reemplazado por Meza, que se colocó en la banda izquierda. Durante su primera intervención, recibió un pase en profundidad de Botta, avanzó por la derecha, eludió a un defensa central y marcó con precisión junto al poste izquierdo, poniendo el 3-1 en el marcador.
A partir de ese momento, Gorosito se dio cuenta de que, a pesar de que Colón tenía una ventaja de dos goles, la posesión del balón seguía perteneciendo al Bicho. Por esta razón, hizo ingresar a Moreyra para dar equilibrio y ubicarse entre los centrales cuando fuera necesario, como mediocampista defensivo. Asimismo, refrescó la delantera con el ingreso de Conejo Benítez en lugar de Wanchope, que había sido una de las figuras. Con el paso de los minutos, Colón le cedió la iniciativa a Argentinos, que intentó abrir el juego de izquierda a derecha en busca de penetrar la sólida defensa rival. Pero el equipo sabalero supo resistir con eficacia. En el complemento, Colón salió con una actitud agresiva, mostrando personalidad, y ahora se prepara para un partido crucial este domingo, con la moral por las nubes tras un gran segundo tiempo en un escenario ideal.
Bajo la lupa
Es difícil elegir una figura hoy, porque Colón jugó un gran segundo tiempo y todos subieron su nivel, pero particularmente quiero elegir a Ramón Darío Ábila (7). En esta fecha se convirtió en el máximo goleador de la era Gorosito. En su primer ciclo marcó 13 goles en 45 partidos jugados con la camiseta sabalera. Aunque su rendimiento en 2023 bajó, como el de muchos jugadores de Colón, su jerarquía es envidiable. En la primera etapa fue inteligente a la hora de arrastrar marcas y crear aproximaciones. En los metros finales le faltó velocidad. Al minuto del segundo tiempo, un latigazo al palo derecho de Arias comenzó a enderezar una tarde que había sido un poco complicada.
Para este encuentro, Pipo Gorosito volvió a los principios y presentó el equipo que arrancó la Copa de la Liga Profesional con una contundente victoria ante Independiente en el Libertadores de América de Avellaneda. . Una vez más, en este partido, quedó demostrado que Goltz (6) no puede faltar en el bloque defensivo. Se repuso de una lesión muscular. En el primer tiempo le costó detectar a los delanteros de Argentinos, pero terminó acomodándose y cumpliendo en la marca. Completa el podio Facundo Garcés (6). En el primer tiempo evitó un gol de Ávalos, despejando con la cabeza y se anticipó a otra jugada que podría haber sido el segundo gol de Argentinos; en el segundo gol de Colón le bajó la pelota a Batallini.
El resto del bloque defensivo tenemos a Chicco (6). Muy cuestionado en las redes sociales por los hinchas rojinegros debido a su mal partido en Córdoba, ya que fue responsable de dos de los tres goles ante Instituto. Nada tuvo que ver en el gol de Luciano Gondou. Bloqueó una formidable volea de Ávalos que podría haber sido el 2-2.
Son muchas las deficiencias de Espínola (5) en la marca. Argentinos Juniors jugó todo su partido con el tridente Cabrera, Lescano y Gondou, más el apoyo de Heredia. De hecho el gol vino por su sector. En la segunda parte se fortaleció él y todo el equipo. Con vistas al partido ante Unión, en una hipotética pérdida de pelota o salida rápida, siempre tendrá que tener a uno cubriéndole las espaldas. Más (5) no desentonó, pero tampoco brilló.
Ya en la mitad de la cancha, Álvarez (6) fue de menor a mayor. En la primera etapa, perdió cerca del área y Chicco tapó lo que fue el segundo gol de Argentinos. Cabeceó en el área chica tras un rebote pero Arias tapó con una mano y terminó con el peligro. Asistió a Wanchope con una pelota entre líneas para el empate transitorio. Al igual que Ángel Cardozo Lucena (6). Disputó su mejor partido con la camiseta de Colón. De espaldas, recibió en el área, intentó darse vuelta para patear al arco pero no pudo controlar la pelota. De lejos, pateó al arco. Quiso sorprender pero Arias estaba bien ubicado y se quedó con la pelota.
Galván (5) es un jugador que parece invisible, pero en este esquema jugando por la derecha encaja perfectamente. Aunque no tuvo mucha incidencia en el ataque, terminó siendo un volante de ayuda en la línea de fondo y para achicar espacios. Por su parte, Batallini (6) se mostró voluntarioso en la banda izquierda, a pesar de su responsabilidad en el 0-1, ya que perdió el balón. Trató incansablemente de desequilibrar por la banda derecha y ofrecerse como opción de apoyo cuando Cabrera, Lezcano y Gondou se filtraron por ese carril. Se redimió con el cabezazo del gol del 2-1. Es un jugador que cuando es titular se vacía por completo, dejó todo y pidió el cambio.
Se notó que Colón se complicó en la cancha, sobre todo en la zona central del campo. Les costaba encadenar dos pases y ofrecían ocasiones esporádicas a Botta (7), que hacía diagonales y robaba algunos balones en el círculo central, pero le faltaba precisión en los metros finales en la finalización de las jugadas. Recibió el balón en el área por la derecha y pateó a las manos de Arias. Puso un pase entre líneas a Meza para el 3-1 definitivo.
Los que ingresaron
Eric Meza (-) no pudo haber tenido un ingreso mejor que el que tuvo. Llevaba apenas 30 segundos en el terreno de juego cuando metió una espectacular carrera en velocidad. Definió de zurda, con su pierna menos hábil. Se sacó de encima a un marcador central de Argentinos y selló la victoria de Colón al palo izquierdo de Arias.
Jorge Benítez, por otro lado, tuvo muy poco protagonismo ofensivo durante los minutos que estuvo en el campo (-). No logró gravitar en ataque. Stéfano Moreyra (-) ingresó en los últimos quince minutos (-) y lo hizo en un contexto favorable, con el equipo bien posicionado, lo que facilitó su tarea.
En los minutos finales, Germán Conti (-) entró al campo para reforzar la defensa y proteger la ventaja contra Argentinos Juniors. Su entrada fue ovacionada por todo el estadio, y expresó su gratitud diciendo: «Agradezco todos los gestos recibidos, solo tengo palabras de gratitud, y estoy seguro de que desde el cielo mi madre nos seguirá guiando». Finalmente, Baldomero Perlaza (-) entró para aportar frescura al mediocampo y ayudar a mantener la ventaja de manera sólida a través del control de la posesión de la pelota.
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