Cuando la «gran fiesta del fútbol» no piensa en la gente

Pasó una final, otra final en el fútbol argentino, y quedó flotando la sensación que una vez más, la razón y el sentido común a la hora de organizar un evento multitudinario, siguen perdiendo por goleada. Acaso, tan similar a lo que ocurrió dentro del rectángulo de juego.

La política del parche oportunista acumuló otro fracaso organizativo que de ninguna manera opacará la brillante consagración de River. Este comentario no tiene que ver con un legítimo triunfo, con un estadio modelo, con un pueblo santiagueño solidario, con una provincia acogedora. Tiene que ver con las necesidades, las responsabilidades de las decisiones de LA DIRIGENCIA, cuyos resultados, deben exhibirse a nivel organizativos, a la par de los resultados deportivos que ya todos conocemos.

Hay dos cuestiones que los burócratas del gran negocio, de la industria y de la política vinculados a la pelota, jamás deberían descuidar si se trata de UNA FINAL CON DOS CLUBES DE GRAN CONVOCATORIA (cada uno con sus motivos): por un lado, evitar cualquier episodio o decisión que pudiera dañar el producto. Por otro, proteger al público, respetarlo, considerarlo como consumidor. Es de vital importancia proveerle comodidades y garantías. CUIDARLOS, ASISTIRLOS, AYUDARLOS!!!

La LPF sigue expuesta a descuidos y desatinos. Resulta sospechoso, inoportuno, desprolijo, inentendible y disparatado contemplar los mamarrachos constantes y varias lecturas desafortunadas de algunos dirigentes, serviles laderos de la inoperancia, la mezquindad y la negligencia. Una verdadera multitud se movilizó y se trasladó en cuestión de horas desde distintos puntos del país a Santiago del Estero para ver la finalísima entre Colón y River. Muchos de Santa Fe. Los Millonarios tienen una representación nacional y llegaron a la vecina provincia de diferentes destinos. Rutas nacionales y provinciales peligrosamente cargadas de fanáticos, sumados a los asiduos viajeros de estas vías troncales del territorio, hicieron de la circulación un verdadero martirio.

La masa dejó en riesgo las rutas, los diminutos los accesos y las calles. Dejó en peligro los barrios y en algunos casos a los circunstanciales turistas, y hasta dejó chico el mismo estadio (magnífico en infraestructura), hasta tener que aceptar que luego de semejante peripecia, hubo quienes entrada en mano (caras) no pudieron presenciar el partido.

Largas horas para conseguir el ticket, días armando un viaje, mucho dinero invertido en traslado, estadía, boleto… y la fiesta transformada en una odisea, que solo queda a expensas de un resultado para alivianar la desidia. Y la desidia es de tan alto riesgo, que no puede depender de un gol, un título, o una estrella. Porque lo que puede estar en juego en una aventura semejante es hasta la misma la vida. Y ese riesgo no tiene nada de folclórico.  

Basta de justificaciones absurdas y de excusas sórdidas. Basta de complicidad dentro y fuera de la cancha. Basta de arreglos, acomodos, compromisos con el Señor de turno. No todo vale. El dinero, el poder, la popularidad y todas las ligeras posibilidades de reconocimiento que presenta “la número cinco”, no siempre son la justa medida para resolver con una buena paga las cosas, sin contemplar primero los cómo, dónde y por qué.

La disección de las conductas que rodean a este deporte son para revisar de tanto en tanto, y esta es una buena oportunidad al final de un nuevo y tan distinto año. El fútbol y ni hablar UNA FINAL siempre es un gran negocio y se convierte en una “mina de oro” cuando se conoce que los rivales que se enfrentan (sin restricciones por pandemia) despiertan una pasión desbordante entre sus fieles.

No se pueden celebrar eventos con determinadas características solo al mejor postor. No es Santiago. Tampoco Santa Fe, ni Buenos Aires. Es el fútbol y sus circunstancias… y esas circunstancias, siempre, pero siempre, deberían comenzar por cuidar a los verdaderos sostenedores del espectáculo: LA GENTE, empezando por los propios dirigentes de los clubes!!!

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Por Gustavo Mazzi, especial para SOYDeportes

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