La Copa Davis es sinónimo de sufrimiento. A los argentinos nos gusta la épica y el drama. Mariano Navone luchó, batalló. Levantó un 0-3 en el tercer set para ganar el partido y darle la serie a Argentina ante Noruega. Fue 4-6, 6-3 y 6-4 para el oriundo de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, que gana su primer partido y lo celebró como un niño. Con “La Nave” el equipo albiceleste consiguió no solo la clasificación, sino también su primera victoria en una eliminatoria al mejor de cinco puntos en condición de visitante desde 2016, cuando ganó sus cuatro eliminatorias fuera de casa. Esa temporada se llevó la Ensaladera por primera y única vez. A continuación de aquel hito en la historia del deporte argentino, las caídas del equipo nacional fueron frente a Kazajistán (3-2) en 2017 en Astana, ante Colombia (3-1) en 2020 en Bogotá y contra Finlandia (3-1) en 2023 en Espoo. Con este resultado, jugará ante Países Bajos, en septiembre, otra vez como visitante.
La jornada había comenzado favorable para el seleccionado argentino. Había quedado match point a favor contra Noruega. Sobre superficie dura y bajo techo en Fjellhamar (una localidad ubicada a pocos minutos de Oslo), por la primera ronda de los Qualifiers de la Copa Davis, el equipo capitaneado por Javier Frana se adelantó 2-1 en la serie al mejor de cinco puntos. Luego del sufrido 1-1 de ayer, el doble nacional, conformado por Horacio Zeballos y Andrés Molteni, venció a la pareja local, Casper Ruud y Viktor Durasovic, por 6-2 y 7-5.
Vaya curiosidad: Zeballos y Molteni, de 39 y 35 años respectivamente, jugaron juntos por primera vez en la Copa Davis, aunque ello no significa que no se conozcan a la perfección, obviamente. Además de tener vínculo desde muy chicos (Molteni hacía pretemporadas durante los veranos en el Edison de Mar del Plata, el club fundado por Horacio Zeballos padre), fueron compañeros de interclubes para el Buenos Aires Lawn Tennis Club y conquistaron dos títulos del ATP Tour en pareja: Atlanta 2016 y Buenos Aires 2018. Tras las diferencias con el antiguo capitán Guillermo Coria y la inexplicable ausencia durante dos temporadas, Zeballos regresó a la Copa Davis y derramó toda su jerarquía. El partido comenzó con un nivel supremo de los argentinos, que dominaron las acciones, emplearon buenas jugadas de dobles y, en un abrir y cerrar de ojos, se colocaron 4-0. La doble ruptura en contra fue bastante dura para los noruegos, quienes, de todos modos, lograron sostener para salir del cero en el marcador. Casper trataba de ser quien sostenía desde el fondo, y Viktor con la volea, pero eran sobrepasados. Horacio brillaba en su regreso a las pistas y Andrés imponía su precisión. Si bien Ruud y Durasovic trataron de apretar, Zeballos y Molteni no titubearon para ponerse 6-2 en 34 minutos.

La segunda manga tuvo un desarrollo mucho más parejo, ya que el Nº5 del mundo elevó considerablemente la calidad de sus golpes, fue hacia adelante y tomó la cancha para ganar varios puntos. Hasta el sexto game no se vieron fisuras, y los argentinos seguían firmes sin ceder terreno. En el séptimo juego, Horacio soltó su devolución, Andrés buscó cerrar en la red y tuvieron un break point, pero los noruegos escaparon ilesos. Cuando parecía que Ruud y Durasovic llegaban al tiebreak, Zeballos y Molteni golpearon en el momento ideal para sentenciar un triunfazo por 6-2, 7-5 tras 1h26m.
Se dio la lógica entre Casper Ruud y Tomas Etcheverry
La Argentina y Noruega debían sellar el pasaporte a la segunda ronda de los Qualifiers de la Copa Davis en el quinto y último punto de a serie. Tras el éxito del doble nacional (Horacio Zeballos y Andrés Molteni) en el arranque de la jornada de hoy, con el que el equipo conducido por Javier Frana (flamante capitán) se adelantó 2-1, Casper Ruud (5° del mundo) equilibró el desafío al batir a Tomás Etcheverry (42°) por 6-3 y 6-3, en 1h23m, en el cuarto punto del cruce jugado sobre superficie dura y bajo techo en el Fjellhamar Arena, en una localidad ubicada a pocos minutos de Oslo.
Se dio la lógica entre Casper Ruud, número 5 del mundo y finalista de tres Grand Slam, dos de ellos en Roland Garros, y Tomás Etcheverry. Fue derrota del argentino 6-3, 6-3 en 81 minutos de juego. De esta manera, Mariano Navone defendía la serie contra el 500 del mundo, Budkov Kjaer. El noruego de 18 años perdió ayer contra Tomás Etcheverry en el tiebreak del último set.
Intenso fue el comienzo del partido. En los primeros intercambios, Casper Ruud mostró cierta inquietud, como si aún estuviera buscando el ritmo adecuado. Desde el arranque, se vio sorprendido por la agresividad de Tomás, quien rápidamente consiguió poner a Ruud bajo presión, con el noruego enfrentando un 0-30 en su primer servicio con una clara oportunidad para el argentino, quien había mostrado una actitud muy concentrada, dispuesto a aprovechar cualquier debilidad en el servicio de su rival. Con el score en contra, Ruud debía reaccionar con rapidez para evitar que el partido se le escapara demasiado pronto, ya que un quiebre temprano en contra podría haber sido un golpe muy difícil de remontar.
Sin embargo, Casper se mantuvo bajo presión. En lugar de sucumbir al nerviosismo, el noruego mostró su fortaleza mental y su capacidad para elevar su nivel de juego en momentos clave. La primera jugada crucial fue un error no forzado de Etcheverry, una derecha que se desvió fuera de los límites de la cancha, dejando escapar una gran oportunidad para tomar ventaja en el juego (1-0). Este error fue el primero de varios en los que el argentino comenzó a perder la precisión en sus golpes. Ruud tomaba aire y recuperaba la confianza. El noruego, por su parte, aprovechó ese respiro para imponer su primer saque, que, en esa ocasión, fue un servicio a la T absolutamente espectacular. El saque fue tan preciso y potente que Etcheverry no pudo hacer nada para devolverlo de manera efectiva. A lo largo de todo el partido, el noruego se mantuvo sólido en su servicio y dejar en claro que, aunque el comienzo del set había sido complicado, no se dejaría superar tan fácilmente.
En contraste con lo que se vio en el partido anterior, Tomás Etcheverry afrontó este enfrentamiento con una actitud completamente diferente, mostrándose dispuesto a competir de igual a igual con uno de los mejores del mundo. Hubo pasajes de ese primer set que buscó ser proactivo, tomándose el tiempo necesario para asumir la iniciativa y no ceder terreno ante uno de los mejores jugadores del mundo. No dudó en subir a la red en varias ocasiones (algo que no se animó ayer), buscando acortar los puntos y presionar al noruego, un jugador con un estil agresivo, cuyo mayor arsenal reside en su potente derecha, quien buscó contrarrestar los intentos del argentino, utilizando su mejor arma: la derecha. Este golpe fue su respuesta más habitual durante el intercambio de pelotas, buscando siempre encontrar la apertura para adelantar el punto a su favor. En medio de un peloteo que mantuvo a ambos jugadores bajo una tensión palpable, llegó la primera oportunidad clara de quiebre. El revés de Etcheverry se fue directo a la red, un error que bien podría haber marcado un cambio en el curso del set, pero el argentino, con sangre fría, logró salvar la situación con un servicio impecable a la T, que dejó a su rival sin opciones de devolver el balón de manera efectiva. La respuesta de Etcheverry ante el desafío fue audaz y técnica, proponiendo una variedad de jugadas que hicieron que la contienda fuera dinámica. Un saque abierto, seguido de una volea en la red, generó una nueva oportunidad de quebrar el servicio de Ruud. Sin embargo, el slice del argentino se fue desviado, algo que frustró su intento de cerrar el juego de saque. Las oportunidades se sucedieron con rapidez, pero tanto la precisión como la paciencia se convirtieron en virtudes cruciales. Así, llegó una segunda chance de quiebre para el noruego, quien, con otro saque abierto, provocó que la respuesta de su rival terminara fuera de la cancha. La tensión aumentaba y, cuando la pelota volvió a estar en juego, un revés de Ruud, también fuera de lugar, llevó el marcador a AD-40 a favor de Etcheverry. No obstante, la amenaza de Ruud seguía presente, y no pasó mucho tiempo antes de que el noruego lograra recuperar terreno. Con un drop colocado de manera astuta, descolocó a Etcheverry, quien intentó neutralizar con un slice que, lamentablemente, también terminó en la red. 40 iguales. Ruud, prevaleció la oportunidad, ejecutó un potente golpe de derecha que, al encontrarse con el marco de su raqueta, terminó por poner a Etcheverry nuevamente a la defensiva. El argentino, consciente de lo importante que era mantener el servicio, luchaba por encontrar su ritmo, pero la presión de su rival comenzaba a hacer mella. Finalmente, llegó la tercera oportunidad de quiebre para Ruud, y esta vez, el noruego no la dejó escapar. Con una jugada precisa, metió un pie dentro de la cancha y, en un rápido movimiento, logró superar a Etcheverry, dejando al argentino atrás en la carrera por el punto. Ruud, con su velocidad y capacidad para adaptarse al ritmo del partido, consiguió un quiebre clave (2-0). El noruego pudo sostener su servicio en cero, y el passing de Etcheverry se fue afuera, llevándolo a un rápido (3-0).

El oriundo de La Plata no lograba encontrarle la vuelta al saque de Ruud, quien se mostraba sólido y confiado en cada servicio. A pesar de los esfuerzos del argentino por variar su estrategia y presionar al noruego, el saque de Casper era una de sus principales armas, y Etcheverry, claro está, parecía no poder descifrarlo. Porque lo que hacía Ruud era colocar la pelota con gran precisión y potencia, dificultando las opciones de devolución de Etcheverry. A lo largo de la contienda, el argentino intentaba adaptar su juego, subiendo a la red y buscando acortar los puntos, pero cada vez que Ruud sacaba, la pelota iba con tal velocidad y colocación que le dejaba poco margen de maniobra. En cada ocasión, Ruud se mostraba imparable, y el argentino, por más que intentara ajustar su juego, no lograba encontrar una forma de neutralizar el servicio del noruego, quien continuaba dominando en este aspecto (4-2).
Ruud pudo zafar de un game complicado después de haber comenzado rápidamente con un 40-0 gracias a un ace abierto que desbordó a Etcheverry. El noruego estaba jugando un gran tenis, dominando la cancha con su capacidad para mover a su rival de un lado a otro, atacando los espacios vacíos que dejaba el argentino y obligándolo a dar varios pasos hacia adelante. Un smash preciso le permitió mantener el control. Por su parte, Etcheverry no estaba tan preciso con el revés, cometiendo algunos errores no forzados para colocarse 40-15. Sin embargo, en el sexto game, Ruud perdió su primer punto con su juego de servicio. Justo en su mejor momento, cometió una doble falta en el 40-30 y le dio una linda oportunidad a Etcheverry para meterse en juego. El argentino aprovechó la presión, logrando revertir un 0-40 y metiendo de lleno a Ruud en una situación complicada. Pero Ruud volvió a enganchar su derecha con potencia. Etcheverry tenía oro en sus manos, ya que tenía su primera oportunidad de quiebre quien, sin embargo, no logró concretarla. Ruud respondió con una derecha fantástica que dejó al argentino sin opciones, y tras un revés cruzado de Etcheverry y una volea baja, Ruud logró igualar el marcador a 40 iguales. El noruego, con gran inteligencia, atacó el espacio dejado por su rival y resolvió la jugada con una volea cruzada, mientras que un buen servicio al cuerpo le permitió zafarse de un game complicado y mantener su ventaja en el set (5-2).
Con un contundente ace, Tomás Etcheverry logró mantener su servicio en cero (3-5), forzando a Casper Ruud a asumir toda la responsabilidad de cerrar el primer set. La presión recayó sobre el noruego, quien, fiel a su estilo agresivo y preciso, no tardó en imponer su calidad. A pesar de algunos errores con su derecha, que se fue ancha en un par de ocasiones, Ruud demostró su agilidad y gran inteligencia táctica, dejando a Etcheverry sin margen de error. El noruego, conocido por su rapidez y capacidad para ocupar la cancha con gran eficacia, se mostró infalible en los momentos clave. Un revés paralelo brillante le permitió sumar un punto importante y, con su habitual movilidad hacia la red, consiguió nuevamente tomar la delantera. Aprovechando la oportunidad, atacó con una volea corta que Etcheverry no pudo devolver, reafirmando su dominio. La defensa de Ruud, considerada una de las mejores del circuito, volvió a brillar en este tramo del partido. Devolviendo cada bola con precisión, mostró una resistencia física y mental que dejó claro por qué es uno de los jugadores más completos. Tras 35 intensos minutos de lucha, Ruud selló el primer set (6-3), demostrando una vez más su categoría y por qué sigue siendo uno de los tenistas más temidos del circuito.
Segundo set
Tomás Etcheverry seguía buscando adelante el segundo saque. Una clara muestra que indicaba su intención de jugar de manera agresiva y tomar la iniciativa en los puntos. Subir a la red en el segundo saque era una táctica que generalmente le permitía acortar los intercambios y poner presión sobre su rival, especialmente contra un jugador como Ruud, quien tenía un saque potente y un juego sólido desde el fondo. Sin embargo, la velocidad y precisión de Ruud le daban la ventaja, aprovechando los espacios y dejando a Etcheverry fuera de posición. Por eso, la mejor opción era que el argentino retrocediera un poco más, dándose más tiempo para leer el saque de Ruud, especialmente porque el noruego tenía la capacidad de generar saques rápidos y altos que lo ponían en desventaja cuando intentaba acortar el punto. Al esperar más atrás, Etcheverry podría devolver con más control y evitar que Ruud tomara el mando tan rápidamente. Aunque la táctica de subir a la red buscaba la iniciativa, si no se tenía la precisión necesaria, podía resultar contraproducente. Por eso, ajustar su enfoque y ser más paciente podría darle una mejor oportunidad para trabajar los puntos de forma más estratégica. De menor a mayor comenzó el segundo set, el argentino de 25 años. A pesar de fallar un par de voleas cruzadas en la red al principio, respondió con un smash bien ejecutado, profundo y preciso, brindándole algo de confianza. El revés cruzado de Ruud se iba afuera, quien intentaba moverlo hacia atrás, obligándolo a jugar desde el fondo de la cancha, pero Etcheverry se defendió con un drop bien ejecutado. Un ace bien colocado le permitió mantener su servicio, y luego, con gran determinación, subió a la red para resolver un punto clave con una volea cruzada. Después, tras un revés preciso, Etcheverry pudo definir el punto en la red, sosteniendo (1-0).

Etcheverry es un jugador que, en muchos momentos, buscaba jugar sus tiros de revés con la intención de provocar algún error no forzado por parte de su rival. Sin embargo, no logró sacar provecho de este estilo, ya que nunca pudo superar a Ruud en velocidad, especialmente en la paralela, que es una de las jugadas clave para marcar diferencias en este tipo de partidos. Además, el argentino estaba teniendo un día complicado con la volea, por ende, no podía cumplir con la tarea de cerrar los puntos en la red. Un grave problema, sobre todo del otro lado de la red hay un jugador tan sólido Como Casper, quien, con su juego desde el fondo de la cancha, lo cataloga como un jugador muy difícil de superar. Es complicado pensar en ganarle a una «pared» como Ruud si no era capaz de finalizar los puntos cerca de la red, un área donde el noruego es extremadamente eficiente. En el tercer game, el diestro de 26 años aprovechó las debilidades de Etcheverry y logró un quiebre con un drop cruzado que el argentino no pudo devolver (2-1). La sensación en ese momento era que el partido podía inclinarse rápidamente hacia el lado del noruego, con un aroma de quinto set en el aire, dado lo sólido que estaba jugando y lo difícil que se le hacía a Etcheverry encontrar soluciones para superar a su rival. Confirmó el quiebre (3-1). El campeón de 11 títulos ATP mantenía una postura sólida y decidida, siempre con una actitud firme en la cancha, como un verdadero competidor. El noruego, con una gran concentración, aprovechaba cualquier momento en que el argentino cometiera el más mínimo error para lanzarse al ataque. Con una rapidez impresionante, no dudaba en desbordar al rival en cuanto tenía la oportunidad. A cada jugada, Ruud demostraba su destreza y su capacidad para anticiparse a los movimientos de su rival poniendo siempre en aprietos a su adversario. Así, con una derecha cruzada perfectamente ejecutada, logró ampliar su ventaja (4-2).
A lo largo de todo el partido, Etcheverry luchó con intensidad, pero fue recién en el séptimo juego del segundo set (4-3), que logró sostener su servicio con mayor facilidad. En ese momento, su confianza comenzó a resurgir. El argentino, con gran precisión, colocó dos aces consecutivos, primero con un saque a la T que dejó sin opciones a Ruud, y luego con otro servicio abierto, cruzado, directamente al lado del revés del noruego. La calidad de su servicio comenzó a notarse, y fue allí donde Etcheverry aprovechó al máximo la oportunidad. Luego, un saque contundente a la T, perfectamente ejecutado, dejó a Ruud completamente sin respuestas. El noruego, en un intento por tomar la iniciativa, dio un paso hacia adelante, pero su devolución resultó demasiado corta, regalando el juego de servicio a Etcheverry, quien finalmente lograba mantenerlo con seguridad.
Con el partido ingresando en la etapa decisiva, Ruud seguía demostrando su gran capacidad para gestionar los juegos de servicio con gran eficacia. En un abrir y cerrar de ojos, se colocó adelante (5-3), dejando a Etcheverry en una situación de presión, pues debía mantener su servicio a toda costa para evitar que el partido llegara a su fin y se resolviera en un solo punto más. En ese momento, el argentino estaba 40-15, a solo un punto de poner el marcador (4-5) mantener viva su esperanza, pero el nerviosismo se apoderó de él. Una doble falta le costó muy caro, y de repente, Ruud se encontró con un match point. Etcheverry, aun buscando recuperarse, intentó una respuesta agresiva con su revés, pero este se fue ancho, regalando una segunda oportunidad a su rival. El argentino, sin embargo, se sacudió rápidamente y respondió con un buen saque, consiguiendo un 1-2 con su derecha, que parecía darle un respiro. Pero Ruud no le daba tregua, y presionó en el primer servicio con un revés paralelo que obligó a Etcheverry a mover su cuerpo a gran velocidad. El noruego, confiado en su juego, se la jugó con un passing cruzado que obligó al argentino a un sobre pique complicado. Etcheverry, reconociendo la jugada, pidió disculpas, pero la ventaja seguía siendo para Ruud, aunque la presión era palpable. Ruud, imparable, continuaba acechando y no daba respiro. Con una gran eficacia en la red, el noruego atrajo a Etcheverry con un drop y luego finalizó el punto con un slice cruzado que dejó al argentino sin opciones. A pesar de este golpe psicológico, Etcheverry, con el segundo saque, logró un error no forzado de Ruud, pero el noruego le hizo trabajar más de lo debido. En el siguiente punto, la derecha de Etcheverry salió fuera, llevando el marcador a 40 iguales. La calidad de Ruud no decaía, y en la red se mostraba completamente impecable. Había ganado el 90% de los puntos cuando estuvo cerca de la red, una ventaja considerable. Con un segundo match point en juego, Ruud repitió la fórmula que había utilizado antes: un revés paralelo que esta vez no fue respondido como esperaba, y el revés de Etcheverry se fue afuera. El argentino, con dos errores consecutivos de derecha, no pudo mantener la compostura, y la victoria finalmente fue para Ruud, quien cerró el partido 6-3, 6-3 en 81 minutos de juego.
El día que Mariano Navone consiguió su primera victoria en Copa Davis
Mariano Navone fue el gran protagonista de la jornada. En su debut en la Copa Davis, con todo lo que esa responsabilidad implica, el joven jugador argentino se jugaba más que un simple partido: se jugaba la historia, su historia, la de un equipo que no podía fallar. Con un aplomo impresionante para alguien que apenas daba sus primeros pasos en la competencia, Mariano logró lo impensado: con su victoria en el quinto y definitivo punto, Argentina superó a Noruega en Oslo y sigue adelante en su camino hacia la gloria. El marcador final fue 4-6, 6-3 y 6-3. Pero eso no dice todo lo que ocurrió en ese partido épico, una batalla a pura emoción, donde el corazón y la garra se impusieron por encima de la presión. Con la serie empatada 2-2, todo quedaba en manos de Mariano Navone y Nicolai Budkov, el joven prodigio noruego de apenas 18 años. El primer set fue un desafío para Navone, quien se vio sorprendido por la frescura y el talento del joven rival. Budkov, sin miramientos, se llevó el primer parcial 6-4, poniendo a Navone en una situación límite. Sin embargo, la respuesta del argentino no se hizo esperar. Con más determinación que nunca, Mariano se levantó con carácter y se llevó el segundo set 6-3, emparejando todo y dejando el destino en un último set lleno de tensión y nervios.

En el inicio del tercer set, cuando todo parecía encaminado a favor de Navone, un quiebre temprano de Budkov hizo que la incertidumbre se apoderara del encuentro. A los argentinos nos tocó sufrir desde el principio, como suele ocurrir en las definiciones de este tipo. Pero Navone no se rindió. Poco a poco fue reconociendo la importancia del momento, se repuso mentalmente y quebró al noruego. Con ese quiebre, la balanza se inclinó para el lado argentino. El último set fue un carrusel de emociones, con ambos jugadores manteniendo sus saques en la recta final. Fue ahí, en ese instante decisivo, donde Mariano Navone sacó a relucir su temple y, con un quiebre final, cerró la serie con un 6-4 que desató la locura en el equipo argentino.
Argentina había logrado lo impensado y se clasificaba a la segunda ronda de los Qualifiers 2025, donde espera a Países Bajos, subcampeón vigente. La próxima batalla se librará en septiembre, con la posibilidad de alcanzar la tan ansiada Ensaladera de Plata, el sueño que cada año motiva a los guerreros del tenis argentino. Pero ahora, con esta victoria histórica, Argentina sigue su camino con la mirada puesta en Bolonia, donde en noviembre se decidirá el destino de los mejores ocho equipos del mundo.
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