En el Estadio Hernando Siles, Argentina apabulló a Bolivia en lo futbolístico y en el resultado: fue 3 a 0 para los dirigidos por Lionel Scaloni, que no contaron con Lionel Messi.
En La Paz, Argentina demostró por qué es el equipo campeón del mundo. Si bien del otro lado se encontró con un equipo muy limitado, impuso su fútbol aún con todos los condicionamientos que demanda jugar en el Hernando Siles: la altura, la superficie de juego y un rival que solo apostó a neutralizar, algo que claramente no consiguió.
Sin Messi, que ni siquiera integró el banco de suplentes, los generadores de juego fueron Enzo Fernández y Alexis Mac Allister. Justamente el primero, que no solo se caracteriza por la gestación, abrió el marcador: entró vacío al área y conectó un centro de Ángel Di María, capitán en la tarde boliviana, y puso el 1-0.
El afán de no dejar fluir el juego argentino provocó que Bolivia recurra constantemente a interrumpir el juego con faltas. El juez Esteban Ostojich le otorgó al local más permisos de los que requería, pero no logró evadirse de la violenta infracción que cometió Roberto Fernández que, promediando la etapa inicial, dejó a los de Gustavo Costas con uno menos.
Antes de que culmine la etapa inicial, Argentina encaminaría aún más a su favor el resultado. En una de las treinta pelotas paradas que Bolivia provocó a lo largo del partido, Di María volvió a oficiar como asistidor: esta vez, para Nicolás Tagliafico que conectó con su hombro y extendió la diferencia.
En el complemento, Argentina apostó más por un juego horizontal. Si bien pudo transformar la distancia en goleada tiempo antes, cuando Julián Álvarez estrelló un disparo en el poste, lo hizo sobre el cierre de la contienda a través de Nicolás González, que venció Vizcarra con un furibundo zurdazo para poner el 3-0 que sería definitivo.
Argentina cierra una doble fecha con balance más que positivo. Con eficacia y lucha ante Ecuador. Con belleza y contundencia ante Bolivia. En octubre, dos jornadas de peso: Uruguay y Brasil.
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