En el Estadio 15 de Abril, Belgrano, que alineó un equipo mixto entre titulares y suplentes, ya que recientemente debutó en la Copa Sudamericana contra Inter de Porto Alegre, se llevó la satisfacción de eliminar a Unión de la Copa de la Liga. Con dos goles de Franco Jara, uno a los 2 minutos y otro de penal a los 23, el equipo dirigido por Juan Cruz Real ganó 2-1 contra el Tate. El único gol de Unión fue marcado por Bruno Pittón. De esta manera, a falta de una fecha, Unión quedó sin posibilidades matemáticas de avanzar a los cuartos de final.
Primer tiempo
En épocas donde por las noches baja la temperatura, Unión recibió un baldazo de agua fría. Belgrano comenzó el partido sorprendiendo, manejando la pelota, arriesgando con ella; supo buscar juntar muchos pases. Según cuentan, Juan Cruz Real trabaja muchas horas en las instalaciones del club; algunos hablan que es de la “escuela de Marcelo Bielsa” y que apuntala todas sus actividades en imágenes audiovisuales que pone a disposición permanente de sus dirigidos. Su idea es “entregar mucha información a los jugadores sin abrumarlos”, para que estén muy compenetrados con la manera de jugar que se busca plasmar en campo. En Colombia aseguraron que tiene un gran equipo de trabajo en cuanto a la tecnología, y que, en su presentación, suele hacer un “gran mapeo de quienes está por dirigir”, mostrando fichas técnicas de los jugadores del plantel superior y hasta de algunos que van surgiendo.
Iban apenas 2 minutos después del inicio del primer tiempo y tuvo que sacar del medio. Empezó dormido, como si fuera una costumbre, o le sucede al final, o le sucede al principio; dio muchas ventajas defensivas. Era impensable que al comienzo del partido Belgrano manejara la pelota, especialmente considerando la necesidad de Unión de tener al menos una mínima chance de clasificar a los cuartos de final. Tras un centro desde la izquierda, Unión no logró sacar la pelota del área y Heredia la pinchó para que Jara convirtiera de cabeza.
Unión hacía todo lento, como de costumbre, como si estuviera en un letargo, como si aún no hubiera despertado de una siesta. El partido se jugaba según los deseos de Belgrano, quien manejó los tiempos, y con un par de toques, posicionó hombres en ataque. Ganó todas las divididas y pareció tener una marcha más. En el retroceso, el equipo de Juan Cruz Real se replegó en un 5-3-2. Unión quería, pero no podía. Porque Belgrano cortaba y salía rápido, aprovechando muchos espacios. En esos primeros 10 minutos, el partido era de ida y vuelta. No había control en el mediocampo, porque Joaquín Mosqueira, está claro que le pesó la inactividad con la que llegó a este partido; aún así no se entregó nunca y metió y corrió lo que pudo. Porque Mauro Pittón apenas jugó tan solo 45 minutos y se lo notó muy ansioso, pasado de revoluciones, se equivocó mucho en los pases y no encontró la posición en la zona media. Poco de Mauro Luna Diale, quien en el segundo tiempo la pidió siempre, encaró cuando la pelota quemaba, y nunca dejó de intentar.
Belgrano apostó mucho a los pelotazos largos hacia la espaldas de los dos laterales volantes del Tate. Además, ganaba todas las divididas en el sector central. Unión carecía de intensidad. No presionaba. Aunque tenía la tenencia de la pelota, mostraba poca elaboración ofensiva. Los minutos pasaban y era inadmisible lo que estaba ocurriendo con Unión. Cometía errores en salida, y de un tiro libre, le llegó a entregar la pelota a un jugador de Belgrano. El equipo no lograba salir del estupor, recibió un golpe que no pudo superar. Era un equipo entregado, sin alma. Mauro Luna Diale parecía caerse solo, mientras que a Adrián Balboa luchó mucho de espaldas al arco pero no logró imponerse; venía jugando en buen nivel pero esta vez no pesó en ataque. Lo llegaron a marcar entre tres jugadores. Daba la sensación que Belgrano estaba más cerca del 2-0 que Unión de la igualdad.
Después de los empates contra Central Córdoba y Lanús, que lo dejaron definitivamente fuera de la pelea por estar entre los mejores cuatro, es difícil que pueda conservarse algo que no está lo suficientemente establecido. Por eso, a este Unión le cuesta tanto marcar presencia y territorio, y resultar, ni más ni menos, en un equipo confiable, al menos desde la forma en que está llevando adelante esta irregular campaña. A pesar de un breve período de tres victorias consecutivas frente a Independiente Rivadavia, Sarmiento y Boca, sin grandes altibajos, la pregunta que surge esta noche, especialmente después de la derrota ante Belgrano, una vez más, es si Unión debe recuperar el juego perdido o si definitivamente debe encontrarlo de una vez por todas.
A partir de ahí, los análisis pueden comenzar a entrelazarse, precisamente debido a la delgada línea que separa, generalmente, el resultado de la forma en que se logra. Y la cuestión radica en si esto es a lo que hay que acostumbrarse o si hay que esperar a que el equipo despegue de una vez por todas. Porque, dejando de lado algunas excepciones, en líneas generales nunca hubo una entrega concreta de elementos que sustentaran el objetivo máximo. Desde que sacaron a Paz, Unión perdió la solidez defensiva. Esa solidez que era la bandera en las primeras fechas y que se izaba como estandarte. Hoy ya no es lo que era.
El ADN futbolístico de este Unión aún es un misterio. Y cuando eso sucede, la irregularidad tiende a ser moneda corriente. Se sigue diciendo que en términos numéricos todo parece bastante factible, pero al mismo tiempo se destaca que, pasada la cuarta parte del campeonato, el equipo se debate entre la satisfacción de estar en la parte alta de la tabla y la ansiedad de saber que, si el juego sigue como hasta ahora, será inevitable mejorar.
Desde que González asumió su cargo, todos sus planteamientos futbolísticos se centraron en una idea clara: desequilibrar por las bandas. Fue prácticamente el único recurso utilizado, por eso cuando las cosas no salieron como se esperaba, al equipo le costó mucho adquirir fluidez de juego. Por eso, las bandas deberían empezar a dar resultados si la idea sigue siendo la misma, a menos que el equipo, manteniendo el mismo esquema, encuentre otras formas de marcar la diferencia.
¡Qué desastre que fue Unión defensivamente! Dio todas las ventajas posibles. De un saque malo de Thiago Cardozo, Belgrano armó una jugada con un par de toques, Franco Jara se filtró entre los centrales y el uruguayo lo derribó dentro del área. Mastrángelo cobró el penal y el centrodelantero mismo lo cambió por el 2-0, cruzado al palo derecho de Thiago Cardozo. Belgrano se lucía ante un Unión sin alma.
Eso sí, a lo largo de todo el partido tuvo más ímpetu que buen fútbol, porque todo lo que hizo fue por la banda derecha, con algunos tímidos avances de Federico Vera por el costado derecho, con la movilidad de Lucas Gamba, que intentaba hacer algo distinto pero que lo neutralizan muy bien. Pero no era suficiente, porque Unión no tiene un plan B, juega a lo que sale.
A los 25 minutos del primer tiempo, la gente ya estába cantando «movete Tatengue, movete, movete, deja de joder, que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder», un síntoma de lo que era el equipo dentro de la cancha. El técnico en esa primera etapa no se dio cuenta de que la línea de 5 ya no funcionaba, que le sobraba un defensor y le faltaba un volante de juego más, y ese volante de juego se llama Patricio Tanda..Es inexplicable que lo haya sacado después de los dos buenos partidos que tuvo contra Central Córdoba y Lanús. Y en el peor momento, llegó el descuento, se metió en partido. Gamba aguantó y descargó, abrió para la izquierda, y llegó Bruno Pittón desde la puerta del área.
Sin juego colectivo, Gamba era quien le mostraba el camino a los jugadores de Unión, no solo por los pases gol, sino también porque todos los esfuerzos del elenco rojiblanco eran gracias al mendocino. Lo de Unión cada vez era más desordenado, no podía dar dos pases consecutivos, era un equipo que tenía dificultades con la pelota. Hubo un momento que Adrián Balboa tuvo que retroceder hasta el lateral derecho para tener un poco de contacto con ella, porque si tenía que depender de los volantes rojiblancos que lo abastecen, era muy difícil. Después del 1-2, Belgrano cedió el protagonismo. Un poco porque Unión se lo arrebató. Lo cierto es que el Pirata necesitaba volver a manejar la pelota, como al principio. De todas formas, el Tatengue dejó muchos espacios en el fondo en su intento de buscar el empate.
Segundo tiempo
En el mundo del fútbol, las decisiones de los técnicos son constantemente evaluadas, debatidas y, a veces, cuestionadas. Sin embargo, hay momentos en los que una elección táctica se vuelve simplemente incomprensible. Con el equipo local perdiendo 1-2 y con la urgencia de buscar el resultado para mantener viva la esperanza de clasificar a los cuartos de final, era de esperar que González adoptara medidas audaces y arriesgadas. Sin embargo, lo que vimos fue todo lo contrario. En lugar de desarmar la línea de cinco defensores, una táctica que claramente había demostrado su ineficacia, el técnico optó por mantenerla intacta.
Lo más sorprendente aún fue el cambio que realizó. Puesto por puesto. Metió a Patricio Tanda, un jugador con habilidades técnicas destacas y potencial ofensivo, y en su lugar se retiró Mauro Pittón. En principio, fortaleció la mitad de la cancha en detrimento de la creatividad y la capacidad de generar oportunidades de gol.
La pregunta que surge es evidente: ¿por qué el Kily González no tomó medidas más audaces y ofensivas cuando el equipo lo necesitaba desesperadamente? La línea de cinco defensores claramente había caducado hacía tiempo, y su insistencia en mantenerla fue una señal de desconexión con la realidad del partido y una falta de adaptación táctica.
Entendemos que los entrenadores deben tomar decisiones difíciles en momentos de presión, pero la falta de visión y valentía para cambiar la estrategia cuando las circunstancias lo demandan es algo que no puede pasar desapercibido. En un deporte tan dinámico como el fútbol, la capacidad de adaptación y la audacia son cualidades fundamentales para el éxito. Las decisiones que tomó el entrenador dejó mucho que desear. Es hora que reconozca sus errores, aprenda de ellos y esté dispuesto a tomar medidas más audaces y arriesgadas en el futuro.
No cambió nada en el inicio del segundo tiempo, todo se desarrollaba en el lado derecho de Unión. Les costaba encontrar la pelota ante un rival que corría y presionaba mucho. Intentaba no relajarse. Había un Unión que avanzaba, pero no atacaba. Tenía predisposición, pero no era claro en sus avances. Ni siquiera aprovechó la pelota parada, un recurso fundamental en el fútbol argentino. Unión es uno de los equipos que peor la administra, tanto a favor como en contra, como sucedió a los 9 minutos, cuando nadie de Belgrano llegó a empujarla y se perdieron el tercero. Al minuto siguiente, tras un pase desde la izquierda, Gamba recibió en el área de Belgrano, dio media vuelta y remató al arco, pero Chicco tapó con un brazo y terminó con el peligro.
Varias veces a Unión ya lo tomaban mal parado. Era muy temprano y tenía que ir a buscar el empate, pero no debía perder la cabeza, de lo contrario, iba a ser muy cuesta arriba. El Kily se dio cuenta de que su equipo no tenía reacción, y por eso refrescó el frente de ataque con la entrada de Nicolás Orsini. Salió Bruno Pittón, el autor del gol. De esta manera, pasaron a jugar con un 4-3-3, con Mosqueira, Tanda y Luna Diale en el medio, y arriba, Balboa, Orsini y Gamba.
Por más cambio táctico, Unión seguía cometiendo errores conceptuales y tácticos muy graves. Belgrano le perdonó la vida, tuvo oportunidades para liquidar el partido pero falló en la definición. Hubo una gran jugada colectiva de Belgrano, centro de Heredia y Moreno cabeceó afuera, perdiendo una chance clara de convertir el tercer gol y sentenciar el partido a su favor. En la respuesta, Vera desbordó por el costado derecho, Luna Diale mostró buen gesto técnico y Chicco respondió con una gran atajada para mandar la pelota al tiro de esquina.
Belgrano no cerraba el partido para evitar sufrir. Unión avanzaba pero no lograba aprovechar el envión anímico para igualar el marcador. Mejoró con la entrada de Tanda y Orsini, y por momentos Chicco fue figura, pero sigue siendo conformarse con muy poco. El Kily siguió ajustando el equipo con la entrada de Lionel Verde, aportando más soltura, juego y desequilibrio por la derecha, mientras que Mosqueira dejó el campo de juego. Unión lo fue a buscar, pero falló en la definición. Corvalán centró desde la izquierda y tras un rebote la pelota le quedó a Orsini, que remató, pero le erró al arco y la pelota se fue a un costado del palo izquierdo de Chicco.
Llegó el final y la realidad es que Unión se quedó sin energía en los momentos decisivos. Cuando debía ganar los partidos para mantenerse en la conversación, no lo logró, perdiendo así otra oportunidad de pelear por algo trascendente.
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