Sin Tevez ni brillo, el Boca de Russo logró su primera victoria

Con un gol de Carlos Izquierdoz derrotó a Newell´s por 1 a 0. Hubo dedicatorias para Carlitos, ausente por el fallecimiento de su papá.

Un triunfo. El primero de todo 2021. Sin Tevez, sin juego ni ideas claras. Con muchos apellidos de ataque, pero con un gol de pelota detenida (de nuevo) de Izquierdoz. Con eso ganó Boca en Rosario ante Newell´s. Solo con eso. Porque otra vez dejó en evidencia que le falta funcionamiento, aceitar piezas, que cambiar nombre por nombre no le alcanza para darle una identidad. El 1 a 0 para volver a lograr los tres puntos será, quizá, el punto de partida para lo que se viene. Y que puede servirle para despejar el sinfín de dudas que todavía tiene.

El primer tiempo mostró a Boca con un mayor control de la pelota, con el rival retrasado y sin darle batalla en el mediocampo. Pero como le ocurrió en el estreno ante Gimnasia, los primeros 45 minutos se fueron diluyendo entre lo previsible y el poco cambio de ritmo de los apellidos ofensivos de Miguel Russo. ¿Es posible acumular la calidad de Cardona, Villa, Salvio y Zárate pero no lograr conectarlos? Eso ocurrió en el inicio del partido, con individualidades en la búsqueda de una solución personal pero no colectiva.

Es cierto: el tándem Cardona, Fabra y Villa pareció funcionar (apenas) mejor que el carril derecho en donde Nicolás Capaldo apareció como lateral. Un mensaje del mal nivel de Leo Jara y Buffarini. Pero aunque el corazón del círculo central los tuvo a Campuzano y el pibe Medina, los nuevos nombres trajeron los viejos problemas: Boca no construye juego. Apuesta al peso específico de esas calidades con las que cuenta en el plantel pero a las que no termina de amalgamar.

Sin Tevez, la referencia para todos fue Cardona. Movedizo, sí. Pero repetitivo en sus intentos de envíos largos, aéreos, para que corran Villa o Salvio. ¿Y en el área quién? Por momentos Zárate, a quien nunca se lo buscó como pivote pese a ser el nueve del equipo. Aunque culminó esa primera etapa sin patear al arco. Como Newell´s, que atado solo inquietó con algunos envíos aéreos.

Como en loop, el segundo tiempo empezó con el mismo tono. Con Boca plantado en el campo de Newell´s pero sin llevarle apenas un susto al conjunto rosarino, que empezó a animarse ante la anemia de chances de los de Russo y hasta puso mano a mano a Formica con Andrada tras una falla grosera de Izquierdoz. El DT azul y amarillo ni siquiera metió un volantazo desde el banco como una señal. Muy poco de Boca. Apenas retazos del equipo arrollador que le robó la Superliga a River en la última fecha.  Debilitado, como mareado, sin ánimo.

Hasta que llegó la pelota quieta. Cardona, la pelota parada e Izquierdoz con un salto (y un festejo, analizado frame por frame, con dedicatoria para Tevez) para poner un gol impensado. Boca y la pelota quieta; quizá la única arma que hoy parece tener sobre las manos el Xeneize para asustar.

Tras ello pudo liquidarlo con un mano a mano de Villa. Y con otro de Cardona. Aunque terminó con una doble línea de cuatro y un piberío poco frecuente para el Boca de los últimos tiempos. Es que Alan Varela, Cristian Medina, Nicolás Capaldo y Agustín Obando fueron quienes terminaron corriendo y sosteniendo el triunfo. Ese que se llevó con poco. Con muy poco.