El 24 de junio de 1990 la Argentina se midió con Brasil en el encuentro correspondiente a los octavos de final. En Turín, el equipo de Carlos Bilardo logró una hazaña histórica que todavía permanece en el recuerdo colectivo. El «bidón a Branco», las atajadas de Sergio Goycochea, los palos salvadores y el «muchachos, no se la demos más a los de amarillo» del Doctor en el entretiempo transformaron al partido mundialista en una leyenda.
La tarde veraniega en el estadio de la Juventus marcó un hito que después se convirtió en una canción popular para que la Argentina vuelva a jugar una nueva final en la Copa del Mundo. Después de 81 minutos de sufrimiento, el astro surgido de Fiorito se sacó a tres hombres de encima y habilitó al Hijo del Viento para que el Cani capitalice la apresurada salida de Taffarel y convierta el solitario 1 a 0 que depositó al elenco del Narigón en la siguiente instancia.
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