El Millonario fue un vendaval de fútbol y goleó al Decano por 4 a 1, pero quedó eliminado de la Copa Superliga luego de igualar 4 a 4 en el global: el gol de visitante terminó por hacer la diferencia.
Hay que golpearlo. Pero en momentos exactos y en lugares indicados. Solo quien no perdona a este River de Marcelo Gallardo puede soñar con eliminarlo en una fase eliminatoria. Tal es lo que hizo Atlético Tucumán en los 180 minutos de la serie. Aprovechó que bajó la guardia un buen tramo en el José Fierro y lo noqueó. También lo hizo en el Monumental, pero en una ínfima fracción. El Decano, otra vez sacó provecho. Luego, la pasó mal ante un avasallante equipo Millonario que brindó un recital de fútbol ofensivo.
Fue perfecta la primera parte de River. Desde el minuto cero se adueñó de la totalidad de las acciones del juego. La apertura del marcador llegó cuando se cumplía el primer cuarto de hora: construyó desde el fondo con un Mayada conductor y un Nacho Fernández que definió de taco fenomenalmente para desatar la locura en el Estadio Monumental.
Lejos estuvo de quedarse el Millonario. Pratto intentó dos veces, Palacios estrelló un cabezazo en el palo. Pero el Oso tendría revancha a cinco del entretiempo. En una jugada sucia, guapeó entre los centrales de Atlético Tucumán y terminó definiendo a la derecha de Luchetti para que River quede a solo un tanto de igualar la serie.
Pero el Millonario ingresó dormido al complemento y lo pagó caro. A los cinco, Atlético implementó la fórmula de la ida. Tiro de esquina al primer palo, peinada de Díaz y aparición de Toledo en el área chica para anotar y obligar a River a marcar tres goles más para lograr la clasificación.
El Monumental sintió el impacto hasta el minuto doce, cuando Matías Suárez renovó las esperanzas empujando un centro atrás de De La Cruz que se desvió en Abero. A partir de allí, River recuperó parte del buen juego que había mostrado en la etapa inicial, aunque no con el frenetismo similar. Continuó intentando con juego y empuje: Luchetti tuvo tres atajadas fenomenales y Borré estrelló un cabezazo en el travesaño.
A poco más de diez minutos para el final, el público comenzó con las muestras de agradecimientos: «Dale campeón» y «Gracias, por esta alegría, de ganarle a Boca…» bajaban de los cuatro costados. Pero este River demostró no estar muerto. A seis del cierre, Pratto conectó un tiro de esquina desde la izquierda y con un cabezazo dejó intacto a Luchetti para que el Millonario vuelva a estar a solo un tanto de la remontada.
El quinto gol no llegó. No bastó el tiro de Martínez Quarta que contuvo el arquero visitante ni los intercambios de cantitos de agradecimiento por otros de empuje. Pero a los jugadores de River les bastó una gran muestra de fútbol para que no solamente sus hinchas los reconozcan, si no también el país. Les reconocen las formas por sobre el resultado, algo que en el fútbol argentino es muy difícil de lograr. Y este equipo lo hizo.
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