La gente no puede no conmoverse ante la decisión del ídolo que, en lugar de quedarse en su casa sentado sobre los pergaminos que supo conseguir, se arriesga al qué dirán y reaparece porque advierte que algo anda mal, y que, desde el genuino afecto por los colores rojo y negro, considera que puede dar una mano.
Para este Colón 2025 que sufre de «colesterol alto a causa de tanta comida chatarra», un futbolista de la clase de Luis Miguel Rodríguez, es hoy el único alivio a mano; la pastillita reguladora para un equipo que se hunde en la Primera Nacional. Esa es la coartada de mayor peso para los Sabaleros, que observan a PR10 como un símbolo de rebeldía contra las mezquindades del juego. Acaso una jugada de último recurso, pero jugada al fin, de una dirigencia que erró afuera más que los propios futbolistas adentro… y eso es mucho decir.
Por eso la celebración en las redes sociales, inundadas con mensajes de bienvenida para el hombre que volverá (debía ser antes), en el momento menos pensado pero tal vez más necesario.
La realidad los favorece a aquellos que pidieron por él: ¿Qué puede perder Colón si el jugador no demuestra lo que ya hizo en campañas anteriores? Los riesgos futbolísticos ya son grandes sin su presencia.
Las miradas que arrastrará su vuelta le ofrecen a este plantel bajo sospecha, un beneficio necesario y fundamental: Le quitará presión a muchos. Además, aliviará a otros. Y hasta le dará tranquilidad a los pibes que aún están demasiado verdes para cargar con el peso del club más grande de la categoría con obligación de ascenso.
PR10 aportará experiencia y clase. Pero necesariamente deberá estar acompañado. Todos lo saben. Entonces, como no reivindicar la decisión de quien estando en el club que lo catapultó, en una categoría superior, aceptó volver en medio del incendio. Le dijo que sí al desafío que otros ignotos players tanto despreciaron! ¡Y volvió… sin importar la desastrosa campaña, ni los riesgos, ni la plata!
Alguien dijo una vez, que «yo me fui del barrio Centenario: Cuándo… pero cuándo? Si siempre estoy llegando!»
El regreso del tucumano es más que un refuerzo. Es una declaración de principios. Un último baile en el legendario Cementerio de los Elefantes. Porque si hay alguien capaz de volver de su propia casa, del retiro, del olvido o del arco adversario después de un golazo, es él. El que no se fue… el que siempre está volviendo.
«Y Jesús dijo me voy, de tácticas ya no hablo, pero un consejo les doy: La pelota siempre al Diez, que ocurrirá otro milagro». Como olvidar el 4 de junio de 2021 como para no permitirse volver soñar…
Pase maestro, hace rato lo estaban esperando!
.
.
Por Gustavo «Turco» Mazzi especial para SOY Deportes
⚠ Descargá la App SOY Sabalero haciendo click aquí y unite a nuestro Grupo de Whatsapp‼
Comentarios de post