La violencia no tiene fin. Tras la derrota contra Huracán, la peña de Vélez irrumpió en la Villa Olímpica y apretó al equipo por los malos resultados. Incluso agredieron físicamente a algunos jugadores. Los jugadores del Fortín no quieren volver a entrenar hasta que les aseguren que no volverá a ocurrir algo similar.
A Leonardo Jara lo cruzó un auto a dos cuadras de la Villa Olímpica. Estaba acompañado por Leo Burián cuando fue amenazado por un grupo de «barras»: lo agarraron de la ropa mientras le decían que le iban a pegar dos tiros. La situación no acaba ahí, porque la joya que posee Vélez, Gianluca Prestianni, decidió no volver a entrenar con el equipo que dirige Gallego Méndez. Asimismo, resolvió no volver a jugar con el club.
No es el primer hecho que sucede en este fin de semana. El encuentro entre Central Córdoba y Atlético Tucumán en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero estuvo detenido durante media hora en el primer tiempo por incidentes entre la hinchada local y los simpatizantes tucumanos, cuya presencia estaba autorizada bajo la figura de «neutrales». Andrés Gariano, el árbitro, detuvo el partido a los 11 minutos cuando en uno de los estadios se registró un desborde entre hinchas de ambos equipos que intentaron agredirse mutuamente. El problema comenzó cuando hinchas del Atlético fueron descubiertos en un sector habilitado para hinchas del «Ferroviario».
Y horas más tarde, consumada la derrota de Independiente ante Boca, se produjeron serios incidentes en el estacionamiento contiguo al estadio Arsenio Erico. La policía no tuvo «mejor idea» que reprimir a los hinchas del Rey de Copas que se habían acertado a ese sector cuando finalizó el partido para manifestarse en contra de la CD.
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