El partido no importó. River despidió este domingo a Marcelo Gallardo de la forma en que merece despedirse a un ídolo de la casa y al técnico más ganador en la historia del club.
Hubo lágrimas desde el comienzo y la emoción estalló al final, cuando la historia del encuentro ya había había puesto el cartel de 2 a 1 a favor de Rosario Central. Con el pitazo de cierre vino todo lo otro que esperaba la gente: El abrazo del Muñeco con sus jugadores, con la dirigencia, con ese otro ídolo empapado en lágrimas llamado Enzo Francéscoli y el cariño con su gente.
Dio la sensación que todos, absolutamente todos querían volver eterno ese momento y que no termine más. Hasta le costó tomar el micrófono para hablar a quien dirigió por última vez a la banda roja en el Monumental. «Gracias por brindarme su corazón, los voy a extrañar mucho. Mi vínculo con River no es de un año de contrato o de ocho, como han pasado. Mi vínculo con River es para toda la vida. Los quiero y ya nos volveremos a ver», sostuvo Gallardo en el medio de un llanto generalizado.
Así, fue el cierre de un ciclo brillante, colmado de logros que parece no ser del fútbol argentino, pero que sin dudas tuvo lo que merece tener: el respeto al ídolo por una decisión tomada y la felicidad de la gente por haber sido contemporánea de ocho años y medio cargados de gloria para el club. Gallardo dijo «nos volveremos a ver» y el hincha Millonario se quedó con eso.
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