La tensión de los hinchas luego de que Echavarría pite penal a favor para Colón cuando la contienda ante Rosario Central estaba 1-1 se trasladó al campo de juego: Botta lo esperó a Broun hasta el último momento y Gorosito decidió no mirar la ejecución.
Antes del desahogo que representó el gol de Rubén Botta ante Rosario Central, Colón había anotado solo uno de los últimos diez penales ejecutados: el de Erik Meza en la definición ante Talleres por Copa Argentina. Por eso, cuando Pablo Echavarría sancionó la pena máxima en el choque ante el Canalla luego de la falta de Carlos Quintana a Santiago Pierotti, hubo celebración entre los hinchas pero con mesura considerando estos antecedentes recientes.
Dos situaciones particulares pudieron contemplarse desde el campo de juego: que Botta tomó el balón desde el pitazo del árbitro y que Gorosito comenzó a sufrir desde ese mismo momento. Con el triunfo consumado, el autor del 2-1 contó una infidencia: «ayer probamos y erré. Yo soy un loquito, nunca dejo de intentarlo. Ayer la tiré afuera, pero siempre intento y nunca dejo de hacerlo«.
Y Gorosito, más tranquilo, detalló cómo lo vivió. «No lo quise ver. Vi todos los otros diez y los erramos. No lo vi, te soy sincero. Le tenía fe, pero no lo vi».
El único penal a favor que había tenido Colón en esta Copa de la Liga lo había ejecutado Ramón Ábila, que en el momento en que el Sabalero tuvo su disparo ante Rosario Central no estaba en cancha, ante Independiente.
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