Hoy estaba tomando mates en el comedor de mi casa recostado en un confortable sillón, cuando de repente entró mi hijo y sin mediar palabras me descerrajó una pregunta sin piedad: “Papi, vos que como todos los padres saben tantas cosas, me podes explicar: ¿Qué es el amor?”.
Luego de tragar saliva, fruncir el ceño y observar su mirada incrédula, sentí que no era momento para bromear, ni ironizar, y banqué estoico la parada. Me planté y con voz firme atiné a expresar: “Es todo eso que siento por vos hijo… y mucho más también”; pero mientras balbuceaba mi limitada, escueta y muy personal respuesta, inmediatamente opté por intentar ser más amplio en la argumentación.
“Mirá pibe, amor del bueno, fidedigno, genuino, sincero y extremadamente puro, es ese que le dispensó una hinchada apasionada a su equipo en Rosario, luego de la derrota ante Atlético Rafaela que significó la dolorosa pérdida de la categoría. Porque sabes qué hijito, en las buenas todos creemos amar… y vamos y estamos; pero es en la mala, cuando un gol en contra se transforma en una puñalada de un cuchillo sin filo que corta la arteria y te manda al infierno del descenso, es ahí, cuando uno sabe lo que realmente siente”.
“En verdad yo no sé mucho esto de… qué es el amor como me preguntás? pero intuyo, que es muy parecido a lo que sentí ese día que tu madre me llamó para decirme que estaba embarazada, o cuando pronunciaste más tarde tu primera palabrita, y era… PAPÁ. Ahí ves… ahí me largué a llorar como loco, como vi llorar a los negros la noche que Chupete la clavó en el ángulo en Tucumán y era el primer paso para volver a Primera después de transitar 14 años en las tinieblas de la B”.
“Yo te confieso nene que tal vez sepa muy poco qué es amar; pero quizás sea algo tan maravilloso como cuando Fritzler la clavó bajo el techo de cuerdas blancas ante el portentoso San Pablo y otra vez se sintió en cuerpo y alma la alegría de pertenecer a esta gran familia. Porque para que vos puedas llegar a jugar en el fastuoso Morumbí o para alcanzar una final de Copa Sudamericana con 40 mil almas dejando hasta la vida por esos colores… antes, mucho antes; tu abuelo y los amigos de tu abuelo fueron a alentar por esta camiseta cuando nadie creía en ellos. Esos hombres que laburaban en el ferrocarril o en el puerto amaban al club desde las tripas. Ellos querían escribir la historia y dejaron sangre, sudor y lágrimas para alcanzar esa grandeza, que hoy a vos y a muchos como vos, no les cabe en el pecho. Mi abuelo, tu tío, nuestros viejos hicieron que la leyenda nunca se detenga, y además, continúe esplendorosa con el paso del tiempo y los partidos. Que se yo, supongo que todo esto es amar”.
“Quizás hijo, no tenga una profusa noción de lo que es el amor, pero mucho, mucho debe tener que ver con el dolor inconmensurable que ocasionó en casa la temprana partida de mi papá. Esa cruel e impiadosa muerte que nos golpeó tanto todavía duele, como nos dolió la noticia que el queridísimo Pampa Gambier, pasaba a reforzar el plantel celestial… aunque aquí, entre los ardientes fieles que se identifican con esta causa, sus goles no morirán nunca jamás”.
“Te digo hijito que hace ya tiempo leí bastante en busca de una definición certera sobre lo que me consultas: qué es el amor; y no encuentro otra forma de definirlo que no sea, recordando aquel “santafesinazo” del 26 de junio del 93 en el Chateau Carreras de Córdoba, o por qué no, el 23 de octubre de 2013, cuando ardorosos hombres y mujeres recuperaron SU lugar, sacando de las pestañas a ese nefasto personaje que abusó y violentó el legítimo sentimiento, enmascarado con la infame mentira de que lo mejor estaba por venir”. De verdad no puedo expresar en palabras lo que es el amor hijo, porque como dice la gente colgada del alambrado o abrazados a sus banderas, “es un sentimiento que no puedo parar… Y si no hacé una cosa: Volvé a mirar las tribunas de «la Nueva Olla» del 9 de noviembre de 2019… y te aseguro que vas a entender todo”
El niño se paró y no dudó en responder: “Es Colón papá!!!”
Yo solo atiné decirle: “Viste… viste que no era tan difícil y que no siempre se necesitan definiciones académicas para expresar lo que uno siente desde lo más profundo del corazón, aunque a veces el cuore resulte un órgano demasiado chico para cobijar tanta pasión. “Si hijo, eso… así de simple y de sencillo: Colón es amor”.
¡¡¡FELIZ DÍA DEL HINCHA DE COLÓN… Y QUE ME VAN A HABLAR DE AMOR!!!
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Cuentos de Fútbol: «PAPÁ, QUÉ ES EL AMOR», por Gustavo Mazzi
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