Escribe: Gustavo Mazzi.
«Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir… y más tarde, volver de Brasil con el orgullo intacto, el pecho inflado y la bandera en alto».
Alguna vez este momento tenía que llegar y repetirse… Aquel día ante Rafaela en Rosario cuando te fuiste del Gigante, lloraste lagrimas densas en el hombro de tu viejo que te hizo de Colón, porque así se sufren esas crueles derrotas cuando el fútbol es mucho más que una simple pelota. Ese descenso también te enseñó que el amor por estos colores te corresponde para siempre, y que por ende, en las malas hay que estar más unidos que nunca porque es en el dolor donde se muestra toda la fidelidad a un gran amor. Aquel día, también supiste que ibas a volver a llorar por esta causa, pero que esas lágrimas compartidas con tantos como vos, serían, tarde o temprano, de felicidad. Hoy es uno de esos días. Tal vez el viejo no estuvo físicamente en el Morumbí, o acaso el Barba lo mandó a las duchas antes de tiempo como a aquel recordado cumpa que aguantó los trapos desde el cielo. Pero seguro, seguro, nadie se perdió este 2 de agosto de 2018 el partido de fábula que les regaló su querido club. Indudablemente el Negro, siempre fiel a sus amigos, ayer se levantó después de los 90 minutos y emocionado hasta la exageración al borde de la mesa y después de semejante resultado, dijo con voz ronca: “que cagada papá que no estuviste acá”… y llorando casi con vergüenza delante de los muchachos gritó con los brazos de cara al cielo: “Gracias viejo por haberme hecho de Colón”.
La fiesta siguió después de un respetuoso minuto de silencio donde cada uno en la intimidad recordó sus raíces rojinegras. Un poco más allá, los vagos de la barra, felices hasta el delirio místico de querer estar jugando en diciembre la Copa Intercontinental (a donde no se llega por la Sudamericana), y al filo de una borrachera que para muchos (incluso alguna esposa) mañana estará justificada; recordaron con nostalgia los partidos de ascenso con rivales de dudosa jerarquía y en precarios estadios, donde con tanta fe y pertenencia llegaron envueltos en la bandera grande del Charly, con el Flaco y tantos otros que ya no están, y que lamentablemente hoy no pudieron disfrutar en carne propia lo que significa ganarle al poderoso San Pablo de Brasil, en el patio de su casa.
2 de agosto de 2018. El día de la REAFIRMACIÓN DE LA LEYENDA SABALERA. A quién le importa a esta hora un triunfo o la eventual derrota en una revancha? Colón se convirtió en el primer equipo de la historia en ganarle al San Pablo en el majestuoso Morumbí. Ya vendrá la segunda parte de esta historia en el Brigadier. Ahora es tiempo de entender de qué se trata la felicidad. Como se construye el sueño del menesteroso pibe de barrio que con el orgullo por los deberes bien hechos, le muestra jactancioso a su familia que aquellos sueños, están para cumplirlos. Y así, este 2 de agosto, miles de esos entusiastas soñadores fueron fieles testigos de otro momento histórico de su club, dentro de uno de los coliseos más grandes de América, donde acudieron vestidos de elegante rojo y negro, dispuesto a formar parte de uno de los más seductores banquetes que la vida le puede ofrecer a un humilde hincha de fútbol del proletario barrio Centenario de Santa Fe. De ahí mismo, se fueron pipones, llenos de esa gloria que no se borrará jamás. Sabiendo que mañana mismo dirán, como lo hizo tu abuelo o tu papá: “YO VI/ESTUVE CUANDO LE GANAMOS A SAN PABLO EN EL MORUMBÍ”
Colón, una pasión que nace, crece y se reproduce como la mismísima vida, al amparo de padres y madres que no solo engendraron un hijo para que sea la continuidad de su propia sangre y de sus apellidos. Ellos te tuvieron a vos para que el sentimiento, la pasión y hasta el orgullo por esos colores no se terminen nunca. De vos depende. Porque vos serás hasta el último segundo de aliento que Dios te dé, el encargado de continuar el mayor legado que tus viejos te dejaron. Y enaltecer esa bandera es el mayor deseo de cualquier hincha que se precie de tal. Como ayer, como siempre. En la derrota o en la resonante victoria, como esta que se dio en el afamado MORUMBÍ… donde once tipos en la cancha, más de cuatro mil almas en las gradas y una multitud frente al televisor, REAFIRAMARON UN 2 DE AGOSTO DE 2018, que Colón está de pie y LA LEYENDA CONTINÚA!!!
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